LA VIDA ES BELLA - Roberto Benigni



    LA VIDA ES BELLA”, película italiana reconocida y aclamada a nivel internacional, ganó más de 50 premios internacionales, entre ellos tres premios Óscar, el Gran Premio del Festival de Cannes, el César a la mejor película extranjera y el Goya a la mejor película europea. El guión, la banda sonora y las interpretaciones de los actores la convierten en una película inolvidable, capaz de ir de la risa al llanto y de transmitir infinidad de emociones. En definitiva, una obra maestra del cine cargada de mensajes, dirigida y protagonizada por Roberto Benigni en 1997.

    El cómico italiano asume el desafío de hacer comedia sobre un tema tan terrible como el Holocausto. Cóctel tragicómico que logra esa mirada mágica de las grandes comedias, que hace posible el milagro de encontrar bondad, ternura, audacia, inconformismo, trascendencia, poesía, amor, carcajadas, todo estando a las puertas del mismo infierno.

    LA VIDA ES BELLA” Se convierte en una oda a la perseverancia, la ilusión y la superación de las adversidades. Nos muestra que incluso en los peores momentos, cuando parece que todo está perdido, si tenemos algo por lo que luchar, podemos mantener una actitud más positiva.

    La película nos conduce inevitablemente a la “Teoría del Sentido de la Vida” de Viktor Frankl, un psiquiatra austríaco que estuvo prisionero en los campos de concentración y pudo analizar de cerca el proceso de transformación psicológica que sufrían los deportados.

    Frankl estaba convencido de que muchos de los que lograron sobrevivir en los campos de concentración nazis se aferraron a la esperanza, ya fuera de volver a ver a un ser querido, a la ilusión de que tenían una misión por cumplir o a una tarea que solo ellos podían realizar cuando salieran de allí. La clave de la supervivencia era asumir aquel sufrimiento como un reto a superar. Quien perdía el sentido de la vida sentenciaba su futuro.

    La autotrascendencia es un aspecto clave para desarrollar ese sentido de la vida. “Ser hombre implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea realizar un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuando más se olvida uno de sí mismo —al entregarse a una causa o a una persona amada—, más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades”, escribió Frankl.

    Nicola Piovani fue el compositor, pianista y director de orquesta encargado de la arquitectura sonora de “LA VIDA ES BELLA”. Muchos habían propagado la teoría de que Nicola Piovani era un seudónimo del maestro Ennio Morricone, y que la película tenía la marca del cerebro musical. Totalmente falso.

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